El arte de desaprender by Enric Corbera

El arte de desaprender by Enric Corbera

autor:Enric Corbera
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Salud y bienestar, Divulgación
publicado: 2015-05-28T22:00:00+00:00


La sensación física como recurso

Hay que tomar conciencia. Podríamos decir que es un proceso de autoconciencia mediante la observación de los sentimientos más que de los pensamientos. Pero, al mismo tiempo, debemos comprender que los pensamientos y los sentimientos se expresan en las sensaciones físicas, por lo tanto la clave será observar nuestras sensaciones físicas y ver hacia donde nos llevan para encontrar la o las emociones ocultas que subyacen en nuestro inconsciente.

Hay multitud de pensamientos que están asociados a una sensación física, y cuando tomamos conciencia de ella y la observamos, la aceptamos sin resistencia, descubrimos que una serie de pensamientos van desapareciendo a medida que la integramos. Así llegamos al gran descubrimiento, que es darse cuenta de que esta sensación física oculta sentimientos y emociones reprimidos. Cuando los liberamos, cuando los comprendemos, la sensación física se transforma y los pensamientos desaparecen en la nada. Para las personas con grandes problemas físicos, como enfermedades graves, este proceso requiere de un aislamiento, de un estado de conexión y silencio interior, por eso recomiendo siempre la cuarentena. La cuarentena es un período de tiempo donde uno se aleja de todos los condicionamientos tóxicos, es un proceso de desintoxicación de anclajes y de tomar conciencia de que hay unas inquietudes interiores, una verdad, que el sujeto no vive y unos programas de los cuales hay que liberarse porque le llevan a experimentar situaciones dolorosas.

Los mecanismos mentales

Todos nosotros tenemos unos mecanismos para gestionar los sentimientos y las emociones; veámoslos:

1. La represión: es uno de los más comunes; en la mayoría de los casos reprimimos los sentimientos y emociones de forma inconsciente a causa de los programas conscientes e inconscientes que llevamos incorporados.

La mayoría de las veces la represión nos lleva a la negación y a la proyección. Este último proceso mental es muy común: proyectamos hacia los demás las causas de nuestros malestares. La represión de los sentimientos y de las emociones nos lleva a cambios de carácter, a soportar tensiones y síntomas físicos, como dolores de cabeza, hipertensión, insomnio, indigestión, etcétera.

Cuando reprimimos y proyectamos, negamos el sentimiento y la emoción en nosotros mismos. De esta manera seguimos proyectando y reforzando este mecanismo para liberarnos de sentimientos como la culpa y de emociones como el miedo. Culpar a los acontecimientos externos de nuestras desgracias y de nuestra mala suerte es una salida muy común y muy popular. La proyección nos libera de nuestra responsabilidad y nos hace más inmaduros emocionalmente. De aquí surge el victimismo, el «pobre de mí», «yo soy el que necesita protección». Se trata, sobre todo, de hacer que se sientan culpables los demás. De todo este proceso mental, llamado proyección, se deriva la justificación para atacar a los demás y hasta para darles muerte, empezando por las guerras santas y los ejes del bien y del mal. La proyección puede llegar a justificarlo todo. La historia nos lo enseña en ejemplos como el holocausto, la represión palestina, las represiones por temas de religión, étnicas, etcétera.

2. La expresión: Expresar implica que uno debe de sacar las emociones y sentimientos sin importar cómo afecten a los demás.



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